La sociedad actual vive rodeada de marcas, marcas comerciales, culturales, turísticas, etc. Resulta prácticamente fundamental que cada producto o servicio que ofrece una empresa vaya ligado a una marca que le de un nombre, una imagen, un reconocimiento.Si en un principio el marketing y las estrategias de marketing se dirigían principalmente a marcas comerciales para, sobretodo, optimizar su gestión y que esto repercutiera positivamente en las ventas de la empresa, en los últimos años se ha extrapolado esta iniciativa a otros sectores.
De esta manera el sector turístico, por ejemplo, ha evolucionado mucho en este aspecto siendo el marketing turístico una herramienta esencial para la promoción de productos y destinos turísticos. Desde la promoción de un hotel/cadena hotelera hasta la promoción de un país, como es la Marca España.
En las últimas décadas otro sector se ha añadido paulatinamente a jugar con sus propias marcas, el sector cultural. Las marcas culturales están cada día más en auge y una buena gestión de las mismas puede proporcionar unos beneficios importantes en su institución. Un sector quizá más conservador y en muchas casos de titularidad pública, como monumentos históricos, museos etc. ralentiza este paso hacia una gestión más empresarial. Aún así en este paso nos encontramos con la decisión de gestionar estos espacios culturales de una manera más práctica y menos conservadora con el fin de crear una imagen, una marca que garantice su mantenimiento y supervivencia.
Son muchos los museos que cuentan con un nombre reconocible a nivel internacional y que con el paso de los años se han forjado una marca con mucho valor. Algunos de estos museos están ligados a un personaje, como la Casa museo de Ana Frank, los museos Picasso de París, Barcelona o Málaga, los museos Guggenheim de Nueva York o Bilbao, el Museo Toulouse-Lautrec, la Casa museo Dalí, los museo Thyssen de Madrid y Málaga, etc,. Otros se enmarcan en un determinado tipo de arte como el MoMA de Nueva York, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo del Prado, los museos Pompidou de París y Málaga, etc. Son varias las clasificaciones que se pueden realizar de museos que además pueden estar relacionadas con su propia marca.
Varios autores han comenzado en la última década a estudiar e investigar el fenómeno de las marcas museos y las ventajas que aporta a dichos museos una buena gestión de su marca. Algo que hace un tiempo se pasaba por alto, hoy es una herramienta indiscutible que los gestores culturales deben tener en cuenta a la hora de llevar adelante la gestión del museo.
Picasso, como uno de los mejores artistas considerados del siglo XX, nos muestra una gran fuerza de su propia marca, por sí solo y a través de los museos monográficos que existen sobre él en el mundo.
Que el nombre de la marca sea el mismo nombre que el personaje puede tener una serie de ventajas y desventajas. La marca adquiere el prestigio y repercusión que adquirió el propio personaje pero también se le pueden hacer asociaciones negativas atribuibles a la personalidad del pintor. Sea como fuere, Picasso y su obra es conocida en todo el mundo, por consiguiente su marca también.
¿Se podría calcular el valor de la marca Picasso? Su valor no solo se calcula en base al precio que puede tener una obra suya en una subasta. El hecho de que sus familiares crearan una sociedad para proteger los derechos de imagen del pintor es una clara señal del valor que puede tener, valor que se convierte en miles de euros que sus herederos ganan cada año por cada utilización del nombre o reproducción de alguna obra. Los visitantes a los museos picassianos también es un claro indicador de la fuerza de la marca. De ahí la importancia de que cada museo gestione de una manera eficaz su marca Picasso.
Picasso no solo es arte, óleos, esculturas o lugares, es mucho más y como no, en este blog intentamos abarcar todas las facetas en las que el pintor sigue dejando huella 43 años después de su muerte.