Uno de los hechos más trágicos que le sucedió a los Ruiz Picasso durante su estancia en A Coruña fue el fallecimiento de la hermana pequeña, Conchita. Pablo compartió su infancia con sus dos hermanas, Lola y Conchita. Ambas posaron para él en más de una ocasión y este duro golpe fue uno de los motivos que hizo replantear a la familia su estancia en la ciudad gallega.

Varias publicaciones afirman que cuando Conchita cayó enferma y mientras el doctor Pérez Costales, amigo de la familia, intentaba curarla, Picasso llegó a hacer un pacto con Dios que pudo cambiar el curso de la historia del arte: “Si salvas a Conchita, dejo de pintar”. Pero la cría murió, y el niño de 13 años creyó que el mismísimo Dios había elegido su talento por encima de la vida de su hermanita de 7 años. (Ventureira y Pardo, 2012, p. 172)
Un fatídico 10 de enero de 1895 la hermana pequeña de Picasso, Conchita, muere a la edad de 7 años de angina diftérica. Dos días después es enterrada en el Cementerio de San Amaro por lo que una parte de la familia permanecerá para siempre en la ciudad de A Coruña.

Recientemente se ha reinterpretado una tablilla pintada por el artista en enero del mismo año. Tras varias investigaciones se ha concluido que la pintura hace referencia al momento en el que se está velando el cuerpo de Conchita en la capilla del Cementerio de San Amaro. La tablilla se ha rebautizado como «Responso por la muerte de Conchita» y pertenece al Museo Picasso de Barcelona.


No está localizada la tumba de la pequeña en el Cementerio, pero se cree que pudo ser enterrada en la zona ajardinada del primer departamento, por ser este el lugar destinado a los niños. Este año se restauró esta zona de San Amaro y, hasta hace unos meses, se tenía previsto colocar una placa en memoria de Conchita Ruiz Picasso. Por ahora no se ha llevado a cabo este gesto por parte del actual Ayuntamiento.
El Ayuntamiento de A Coruña ofrece todos los sábados una visita guiada nocturna por el Cementerio de San Amaro en el que los visitantes pueden descubrir los restos de personajes históricos que allí yacen, como los de Conchita.
Como se puede observar, también en el cementerio descansan los restos de Pérez Costales y de Isidoro Brocos, profesor de Picasso en la Escuela de Artes y Oficios de A Coruña.
El tema de la muerte ha sido algo que ha perseguido y atormentado durante toda su vida a Picasso, puede que esta fobia naciera aquí, en A Coruña. Lo que si sabemos es que parte de los Picasso se quedaron irremediablemente en este gran Cementerio atlántico.
Si esta historia se hubiera dado en cualquier otra ciudad, cuanto partido se le habría sacado…
🙂
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Totalmente de acuerdo, nos falta ambición y creer en lo que tenemos. Gracias por el comentario, 🙂
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