En el centro de Málaga ocurre el alumbramiento
de un niño especial protagonista de este cuento.
Pablo Ruiz Picasso se llama este genio,
el artista más importante del pasado milenio.
Su padre, José Ruiz, le enseña los toros
le gusta la plaza y los aplausos sonoros.
Con nueve años se mudan al norte,
el barco y el tren son su medio de transporte.
En A Coruña a menudo hay lluvia,
pasan los días y solo diluvia.
Los Ruiz Picasso están acostumbrados al sol,
piensan: “en el sur es donde mejor vive un español”.
Con el tiempo se va acostumbrando el niño,
a esta bonita ciudad le va cogiendo cariño.
En la marina corre, juega, ríe y llora,
observa, escucha y aprende el nuevo idioma.
Pablo juega a diario en la plaza,
su madre lo vigila desde la terraza.
Al otro lado se encuentra la escuela,
allí hay que ir, nieve o hiela.
Algunas veces se escapa a ver la playa,
océano y cielo separados por solo una raya.
Desde la arena se puede ver la torre,
hasta allí va Pablo corre que te corre.
Su padre es maestro y pintor,
con el tiempo se va haciendo mayor.
Se pasa el día pintando una paloma,
Pablo aprende y un sentimiento aflora.
Muchas veces papá le pide ayuda a Pablo,
el niño practica y le acaba el cuadro.
“Tienes un don y yo te voy a ayudar,
Arte y pintura vas a estudiar”
Comienza a pintar a diario en su cuarto,
paisajes, retratos, animales y barcos.
Un día consigue hacer una pequeña exposición,
en la Calle Real muestra su arte con emoción.
Pinta a una niña sin nada en los pies,
un hermoso cuadro para nada burgués.
En la escuela de arte se busca el castigo,
para pintar durante horas al mismo mendigo.
De esta manera nace el pintor Picasso,
muestra talento pero nadie le hace caso.
La familia despide a la pequeña Conchita
su recuerdo permanece en la ciudad de Mª Pita.
Pablo deja A Coruña con mucha tristeza,
se va de una ciudad con gran belleza.
Llegará a ser un afamado artista,
observando su mundo de forma cubista.
Nunca volverá a esta ciudad gallega,
en la que comenzó su etapa mujeriega.
Del norte siempre se acordará,
ya que las pinturas de esta época conservará.
Érica Ferreiro Rosende